--.Tragando polvo, escupiendo amor.--

viernes, 4 de diciembre de 2009

El último cigarrillo del día.

El último cigarrillo del día, pensamientos divagantes

Después de unas horas de viaje, después de abandonar mi suerte al destino y decidir si prefería la ventana o el pasillo, veía recorrer millas de pasado y vivencias, piel suave, suspiros, letargo, confusión. Iba recordando, irremediablemente, dónde fue que dejé mi última mirada, ¿dónde? En otros ojos similares a los míos, con un abismo sin palabras, en otra espalda, y en otras marcas, en otras cicatrices ancestrales.

Mientras caminaba sobre posas, hojas enmohecidas… Un poco de barro, tierra, polvo, recuerdos. Mi mente aclaró por un segundo lo que venía, en su casi infinita imaginación señaló y planificó cada segundo venidero, para que mi nuevo mundo fuese perfecto, aquí dentro. Aunque fuera casi imposible, tú conoces mi incapacidad para crear situaciones coherentes y cohesivas, no, tu sabes que mi mente no está habilitada para ser una más y pensar claramente, seguir las ideas y no olvidar lo que te estoy explicando, pero después de todo esto, creo que mis neuronas encontraron de alguna forma, después de perderse tanto y tan seguido, encontraron quizá que exista una solución a mis fantasías y reiterantes huidas. Un algo que comenzará de la nada, con nuevos aires, con otros corazones rotos, y con otras mentes divagantes. Tu sabes cómo y cuando ya no puedo más y reconstruyo mis paredes, mis jardines, ventanas, dónde pongo puertas nuevas y luces de otros colores, simplemente para comenzar de 0, con las manos vacías y un pasado casi olvidado (casi pisoteado). Pero inevitablemente soy una amante de las letras olvidadas, de los recuerdos dolorosos, de las palabras prometidas y de los sueños inventados. Por eso prefiero mi mente, ahí está todo, claramente desordenado, pero guarda todo, y recuerda todo, porque le gusta mirar, dar releídas y suspiros por ese pasado que fue mejor (en algún lugar leí que todo pasado fue mejor). Entonces fue cuando creé esta historia de una vida nueva y casi perfecta, con burbujas alrededor, para inventarme una vez más que no estaré sola, y que existirá algo fuera o dentro que me hará suspirar nuevamente, quizá ese algo exista. Quizá no tan lejos. Quizá en esta vida.

Pero me quedo aquí por un largo mes, con el último cigarrillo del día, mirando hacia el frente y aspirando…Hacia adentro…Flotando…Hacia afuera…Desvaneciéndome. Recordando lo que me hizo llorar, lo que me hace recordar y ver escenas en mi imaginación de ese ser que odio, ver cómo le dolían las mismas cosas que a mí, pero como si sus demonios sólo le dejaran espacios de vez en cuando para sentir y pedir perdón, pero para eso es demasiado tarde, me tiraría de un piso 20 antes que mirarle a los ojos, a esos ojos llenos de culpas, de miedos, de vergüenza, y de una esperanza que aún no entiendo por mí. Simplemente ya no creo en su frustración, mi menos en la mía, por eso prefiero escapar, por eso quizá mi vida encuentre un punto final, un punto que aclare todo, por eso prefiero aspirar todo este humo, y no matarme con malditos recuerdos, por eso prefiero ir a fumar a una ciudad lejana y ver nuevas escenas con gente feliz y una sonrisa atada a los labios. El último cigarrillo del día, ese que ahoga.

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lunes, 2 de noviembre de 2009

Mientras llevaba en mis labios un cigarrillo,

mientras este se consumía tras delirantes aspiradas,
imaginaba que las palabras que cruzaban mi mente no tenían lógica
y que hacían un hueco tan profundo que dejaban escapar de vez en cuando suspiros y lágrimas
que me hacían temblar, que me hacían pensar sólo en correr, lejos...
Lo más lejos que mi mente pueda alcanzar..y así no pensar, no sentir,
pero tal vez quedarme en algún rincón, un rincón redondo...
donde la luz y mis pensamientos se confundan pero que vayan separados
y así no quede espacio para preguntas sin sentido real, ni voces alargadas.



Podríacontinuaraquí, peroprefieroimaginar, prefieroelalgodónazulyperdermeenpastillasparanosoñar.

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jueves, 25 de junio de 2009

quizá mienta..


Quizá miento con contar historias nuevas, dibujándoles finales distintos e intercambiando personajes…
Quizá miento con tratar de explicar recuerdos que no quieren ser entendidos, que tal vez quieren quedarse tal cual, con tantas cicatrices como acostumbraron a vivir, no les culpo... Hurgar en el pasado, entre telarañas y polvo, no es lo que prefiero hacer…
Quizá mis latidos no lo quieran escuchar, ni leer, ni comprender.
No, creo que no.

Si en cada acera podrán encontrar grietas aún más antiguas y nubes con formas aún más inusuales que le recuerden lo que solían ser… ahí, muy dentro de sí, como ella, ensimismada con esos miedos que por las tardes la hacían cubrirse debajo de las sábanas y abrazar su libro preferido, su historia de amor un tanto distinta, lo que le enseñó a mirar de frente, a los ojos, sin desviar el destino y menos cubrirlo con papel celofán para teñirlo o hacerlo más agradable.

Por aquellas tardes interminables se hubiese quedado así, entre ese olor que lees tan familiar, entre esos suspiros de amanecer y piel suave, tal vez se hubiese quedado ahí, pero aprendió también que podía continuar recreando sus historias de una forma distinta y que no doliera tanto, no tan adentro, no en los pulmones, pero sí con cenizas y con humo en la nariz, con esos suspiros de estrellas fugaces y planetas sin nombres…-

Quizá lo quiso entender así y mi mil veces cerró sus labios y dirigió sus pies hacia al frente, prohibiéndole a la memoria dar una mirada atrás y mil veces más los cerró, para que sus oídos no recordaran sonidos y su nariz olor a piel.
Porque claro, ya no sería cautiva de sus propios errores, sólo tendría que terminar de soñar lo que creyó una vez entre susurros, tomar una aguja, con ese hilo de olvido y coser los capítulos que dejó entreabiertos para releer y desde ahí, intentar sostenerse a sí misma, porque no hay alguien más, hasta la acera circundante, tan lejos y ciertamente es alguien que no entenderá, ni se interesará por hacerlo.

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